En un momento en el que las guerras sacuden el planeta; las personas huyen por temor a las bombas buscando un refugio en otros países que, en la mayoría de los casos no llega; en el que la economía global se ha desplomado; en el que las ayudas a quien desinteresadamente dedican todo su tiempo a salvar vidas se paralizan… Es decir, en una situación en la que todos nos necesitamos unos a otros, lo único que queda es confiar en la solidaridad y no perder la esperanza.
Hoy, con más razón todavía, la solidaridad tiene que ser la protagonista. Este 31 de agosto, como cada año se celebra el Día Internacional de la Solidaridad. Una celebración con la que la ONU quiere recordar que la solidaridad no es sólo un requisito de carácter moral, sino también una condición previa para la eficacia de las políticas de los países y los pueblos. Porque, aunque todavía haya mucha incredibilidad al respecto, la solidaridad es una de las garantías de la paz mundial.
Dice la ONU que «un camino en solitario lleva inexorablemente al aislamiento«. Y es que, la solidaridad es uno de los valores humanos más importantes, por el cual todos ayudamos y colaboramos con aquellas personas que más nos necesitan. Se podría decir que la solidaridad, al igual que la amistad, nos hace mejores personas y nos mantiene más unidos día a día.
Día tras día las miles de ONGs repartidas por el mundo luchan por que la solidaridad sea una realidad con la que se puede alcanzar esa paz que tanta falta hace en muchos lugares del mundo y que a menudo es la principal causa de la situación de pobreza de tantos países. Es incomprensible que en pleno siglo XXI todavía haya millones de personas que se mueren de hambre, que el agua sea un privilegio inexistente para muchas partes del mundo, que simplemente no se haya oído hablar del derecho a la salud o a la educación. Por eso, todos tenemos que tener e inculcar una actitud solidaria. Todos tenemos que respetar los derechos fundamentales e inalienables. Todos tenemos que romper las barreras que nos alejan de los demás y que, a vista de lo que está sucediendo cada día con la crisis de migración más importante de la historia en Europa, sigue pasando. Y sobre todo, buscar los vínculos que nos unan y no las diferencias que nos separan.
Porque el Día Internacional de la Solidaridad no es solo el 31 de agosto sino los 365 días del año. Se solidario.