Cuando la música se convierte en esperanza

Decía Platón que «la música da alma al universo, alas a la mente, vuelos a la imaginación, consuelo a la tristeza y vida y alegría a todas las cosas». Esto es precisamente lo que la Fundación Nzuri Daíma ha querido inculcar a 270 niños de una escuela orfanato en Uganda. Es más, lo ha hecho tan bien que han conseguido incluso formar un coro llamado Safari.

Todo comenzó como una actividad más dentro de la fundación, una forma más de lograr «el deseo de hacer de este el mejor de los mundos posibles; la ilusión del rescate del niño interior; la escucha de los niños exteriores», que Nzuri Daíma lleva por lema. Porque desde esta fundación creen que «es posible» y siempre se repiten «que todo va a salir bien«. Y qué mejor forma de gritarlo a los cuatro vientos y de transmitir su optimismo que de la mano de la música.

Formado por 28 niñas y niños de entre 8 y 16 años, Safari entona la defensa de los Derechos Humanos con la voz de niños, en su mayoría huérfanos, que ya saben lo que es ser víctimas de la pobreza extrema, de la violencia, de los abusos o de la marginación. 28 niños que eligen la música para olvidarse de todos los problemas que los rodean.

En un principio Safari contaba con la imaginación de una de las niñas, Joy Mutuuwa de siete años, que se lanzó a componer las canciones que más tarde sus compañeros pondrían voz. Sin embargo, ni Joy ni ninguno de los niños que forman Safari hubieran imaginado nunca que sus voces iban a llenar auditorios de todo el mundo. Y es que, Safari ha llegado a subirse al escenario junto con Alejandro Sanz en su gira Sirope, porque claro que es posible.

Pero su éxito ha sido tal que Coro Safari llega a España este mismo miércoles, en concreto a la Casa Encendida en Madrid. Una visita para la que la fundación ha trabajado y elaborado un repertorio de canciones únicas como la conocidísima ‘No dudaría‘ de Antonio Flores.

Ahora, el Coro Safari recauda el dinero cosechado por su éxito para intentar mejorar intentar mejorar la calidad de vida de niños, que como ellos, saben lo que es la pobreza. De hecho, con esta gira la Fundación Nzuri Daíma pretende garantizar un techo, tres comidas al día, condiciones de higiene, seguimiento médico y una educación «importante para salir de su círculo de pobreza» al mayor número de niños posible en Uganda.

«La música es capaz de sanar el alma«, dicen desde la Fundación Nzuri Daíma. Y en el ‘Rincón Solidario‘ estamos totalmente de acuerdo con ellos. Y tú, ¿te animas a escuchar al Coro Safari?

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