«Me llamo Paz, a pesar de que mi país está en guerra. Y para todos los que no lo saben, estar en guerra quiere decir no poder jugar a la pelota en medio de la calle por miedo a que estalle una bomba. Estar en guerra quiere decir no poder dar los buenos días por la mañana ni las buenas noches bajo las estrellas. Quiere decir que los pájaros han dejado de volar. Estar en guerra quiere decir taparse los oídos todo el día para no escuchar los gritos ni el llanto. Quiere decir no ver ninguna flor en primavera. Estar en guerra quiere decir que no corren las horas«, así intenta explicar un cuento infantil que es la falta de Paz.
Con una guerra en Siria que ya cumple su quinto año consecutivo, con un mundo amenazado por lobos solitarios que no valoran ni tan siquiera su propia vida, con un continente entero que todavía sabe lo que es tener hambre…aún en un mundo en el que millones de niños temen por su vida, la esperanza en conseguir la Paz sigue viva.
Y este miércoles 21 de septiembre todavía más porque, como cada año, el mundo entero celebra el Día Internacional de la Paz. Se trata de una festividad que se celebra desde 1981, año en el que las Naciones Unidas decidió establecerlo como tal con el fin de celebrar y observar la paz.
Este año bajo el lema «los Objetivos de Desarrollo Sostenible: elementos constitutivos de la paz» la ONU hace un llamamiento a los 193 Estados Miembros a avanzar hacia un mundo más pacífico y armonioso. Emprender un camino que lleve hacia la seguridad, hacia el fin de la pobreza o como dijo Ban Ki-Moon, Secretario General de la organización: «Los pueblos del mundo nos han pedido que alumbremos el camino hacia un futuro prometedor y lleno de oportunidades. Y los Estados Miembors han respondido con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible… Es una agenda a favor de las personas, para poner fin a la pobreza en todas sus formas. Una agenda en favor del planeta, que es nuestro hogar común. Una agenda en favor de la prosperidad compartida, la paz y las alianzas de colaboración».
Sin embargo, que este objetivo deje de ser un poco de tinta sobre papel o unas palabras llevadas por el tiempo, depende de nosotros. Somos nosotros los que tenemos que perseguir e intentar conseguir que nuestro mundo se inunde de Paz. Y, juntos podemos.